MOTO: 3 Luis Salom saca las garras y repite la jugada

Él dice que no, que no es un piloto de últimas vueltas. Puede que no lo considere así. Pero es en esos últimos minutos, cuando se deciden las carreras de la categoría pequeña, esas que a menudo se corren en grupo para romperse a poco del final, cuando Luis Salom saca las garras y lanza el ataque. En sus últimos dos intentos la táctica ha resultado infalible. El mallorquín aguardó su momento en Mugello, observando a sus rivales desde la posición más retrasada del pelotón que lideraba la carrera. Y a cinco giros para alcanzar la meta por última vez se puso al frente y ya nadie pudo alcanzarle. La acción se repitió en Montmeló, un circuito en el que también comprobaron los corredores que no había demasiadas opciones de aprovechar los rebufos para cruzar la meta en primera posición, así que quien alcanzara la última curva en cabeza sería el ganador. Exactamente igual que en Mugello.

La carrera arrancó bajo un sol inclemente y a las KTM, las auténticas dominadoras de la categoría, quisieron sumarse las Mahindra de Oliveira y también de un recuperado Efrén Vázquez, e incluso la Honda del australiano Jack Miller. Ellos, los aspirantes, se alternaban posiciones con los favoritos de Moto3: Viñales, Rins, Salom y también con un cada vez más regular Àlex Márquez. Pero el grupo, que rodaba mucho más lento de lo que lo hizo durante los entrenamientos de este fin de semana, y eso que el calor era el mismo, se rompió en cuanto quiso Luis Salom.
A cinco vueltas para el final el mallorquín tomó la delantera. Aprovechó los rebufos para ganar algunas posiciones a final de la recta de meta y culminar el adelantamiento, magistral, en esa primera curva que tantos cambios de líder había dado durante la carrera. Se colocó delante. Se escondió bien en su menuda KTM, apretó los dientes y tiró. Sabía que tenía ritmo. Sabía que podía rodar al menos un segundo más rápido de lo que lo estaban haciendo en esa segunda parte de la carrera. Y cuando lo hizo solo quedaron los dos pilotos que pelean con él por la victoria en cada carrera: Viñales y Rins. A Miller hacía tiempo que le habían perdido de vista; Oliveira sucumbió poco después; Vázquez no resistió el empuje de Salom; y Márquez fue el último del que se desprendieron: a solo dos vueltas para el final no pudo aguantar el tirón.
No hubo mucha más historia, pues aunque le siguieron, no pudieron ni Rins ni Viñales acercarse tanto como para intentar el adelantamiento en alguna frenada. Les llevaba con la lengua fuera. Así que se repitió el podio de Mugello, íntegramente español –Salom, Rins, Viñales– en un circuito cuya tribuna principal vio desplegarse una pancarta con un mensaje independentista –Catalonia is not Spain– justo cuando la carrera llegaba a su punto más interesante, a ocho giros para el final. El mallorquín, por cierto, salió más vencedor que nadie de la pelea: su victoria, la tercera del año, le aúpa al liderato del Mundial.

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